Mahka Eslami - Fondation Carasso (41 sur 81)

Crónica de dos días de exploración y complicidad con los galardonados del Premio Artista Comprometido

Arte Ciudadano
8 noviembre 2021

Los días 17 y 18 del pasado mes de septiembre, Neïl Beloufa, Patrick Bouchain, Santiago Cirugeda, Julio Jara y Cristina Pato, los artistas galardonados con el Premio Artista comprometido, se reunieron por primera vez para explorar junto con el público las riquezas insospechadas de la periferia parisina y sus habitantes. Un encuentro itinerante con la juventud y la transmisión entre generaciones como ejes centrales y marcado por la alegría de compartir, de dialogar y de vivir el arte como fenómeno esperanzador y motor de cambio.

Miradas cruzadas

El pasado 18 de septiembre tuvimos el placer de encontrarnos con Neïl Beloufa, Patrick Bouchain, Santiago Cirugeda, Julio Jara y Cristina Pato, juntos por primera vez con ocasión de un encuentro completamente abierto a la espontaneidad. Explorar, imaginar, transformar la escuela fue el título escogido para un debate público que tuvo lugar en el Plus Petit Cirque du Monde de Bagneux, con seis jóvenes invitados: Lucie Cortes, Louis Felice, Yamna Makhlouf, Hugo Sánchez, Estelle Sérèmes y Benjamin Soskin. 

“El objetivo de este encuentro no era que los participantes se pusieran de acuerdo en una serie de propuestas formales en el transcurso de algunas horas. La idea era provocar un cruce de miradas entre los jóvenes y los artistas”, explica Anastassia Makridou-Bretonneau, responsable de la línea de Arte Ciudadano de la Fundación. “Los jóvenes invitados, que han expresado su deseo de implicarse en nuevas formas de aprendizaje más colectivas y horizontales, están dispuestos a emprender iniciativas para desplazar los límites, al igual que los artistas premiados, que se atreven a dar un paso más allá y ponen su creatividad y sus conocimientos al servicio de proyectos participativos en el ámbito social, educativo o ambiental, entre otros».

Una idea que también comparte Mélanie Bouteloup, comisaria independiente: “Durante la preparación de este evento, he conocido a personas que estaban empezando sus estudios con las que he tenido conversaciones apasionantes y llenas de entusiasmo. Lo que me ha sorprendido es esta voluntad común de resituar lo humano en el centro de nuestras maneras de aprender y de vivir en sociedad. El arte tiene esta capacidad de poner en valor el proceso y de intensificar nuestras conexiones”. La crisis que acabamos de atravesar y que todavía nos pesa nos ha recordado de forma brutal hasta qué punto el papel de los artistas puede ser determinante en un mundo en el que reina la incertidumbre. Desde su posición como figuras creativas e inspiradoras, los artistas asumen un compromiso a largo plazo con acciones concretas y exigentes.

A lo largo del diálogo, las observaciones más críticas se mezclaron con las esperanzas y la poesía, y jóvenes y artistas coincidieron en la necesidad de cultivar una parcela de libertad y confiar en los individuos, en el poder de lo colectivo, para imaginar otras realidades posibles y llevar a cabo proyectos en los márgenes, proyectos generadores de cambio.

Un Gran Viaje juntos por la periferia parisina

El importantísimo reto de la transmisión entre generaciones también ocupó un lugar central en las discusiones. Patrick Bouchain, arquitecto y urbanista, habla sobre ello: «Siempre he rechazado los premios. Este lo he aceptado un poco como una especie de padrino, junto con la Fundación, responsable de pasar el testigo a los artistas y la ciudadanía que sólo piden una cosa, comprometerse».

Patrick Bouchain, galardonado con el Premio Artista comprometido, es uno de los promotores de este encuentro, desde el que también se invitó al resto de artistas premiados a participar en un recorrido inaudito por la periferia parisina, en barco, a pie e incluso acampando. “El programa que propone Le Grand Voyage es apasionante y absolutamente original” declara Anastassia Makridou-Bretonneau. “Ha servido para descubrir a los participantes esta periferia en gestación, este Gran París, rico por su diversidad, sus paisajes urbanos y su creatividad, elementos prometedores siempre y cuando sepamos evitar los errores del pasado”.

 

Celebrado en el marco de las Jornadas Europeas del Patrimonio, este evento multiforme ha puesto sobre la mesa la cuestión de la transmisión entre generaciones y de su valor, tal y como lo explica Fanny Taillandier, comisaria, en una entrevista a France Culture: «¿Qué es un patrimonio? ¿Tiene que ser necesariamente un patrimonio económico? ¿Puede ser también un patrimonio simbólico? ¿Podemos hablar de un patrimonio ecológico? (…) Somos al mismo tiempo los receptores de un patrimonio y aquellos que van a decidir protegerlo, conservarlo para transmitirlo. La juventud me parece un buen lugar desde el que abordar estas preguntas, porque cuando se es joven, se está más dispuesto a recibir pero también se es consciente de que es posible negarse a recibir. Ser joven también es decir ‘no, no quiero este mundo de esta manera, no quiero esta arquitectura’. Por eso era absolutamente imprescindible reflexionar con los jóvenes, ya fueran estudiantes o recién llegados al mundo profesional, para diseñar estos recorridos por la región de Île-de-France».

En este original contexto, los artistas premiados, algunos de ellos llegados de España o Estados Unidos, propusieron acciones artísticas improvisadas con el público: Julio Jara planteó la performance «A-corriente», que tuvo lugar a la llegada de los senderistas a Bagneux, Neïl Beloufa propuso un concurso de contar hasta el absurdo, cuyas reglas del juego fueron cambiando en función de cada encuentro, y Cristina Pato ofreció un paseo al son de su gaita gallega mezclada con la percusión y los bailes de los artistas de la asociación Koule-Kan Francia. Para Anastassia Makridou-Bretonneau, “este evento ha permitido a los artistas premiados conocerse mejor e identificar sus denominadores comunes. Diferentes afinidades humanas e intelectuales han ido surgiendo a lo largo de estas dos jornadas, durante las que hemos recorrido a pasos de gigante lugares insólitos de la periferia parisina, en los que la dimensión ciudadana del arte y la cultura debe encontrar un lugar que le corresponde legítimamente”.

Una comunidad que seguirá creciendo en 2022

Como broche final a esta primera edición del Premio Artista comprometido, hemos puesto la primera piedra para la creación de una comunidad sin duda destinada a seguir creciendo. El lanzamiento de este Premio en 2020 nos permitió descubrir interesantes proyectos artísticos y nos reafirmó en nuestra convicción de lo absolutamente necesarios que son. Gracias al compromiso ciudadano de los artistas, el arte se convierte también en un motor de cambio, del que nuestra sociedad puede servirse para fomentar el diálogo, la creación de imaginarios comunes y la plenitud de todas las personas.

Queremos seguir avanzando en este camino que trazamos conjuntamente con una nueva edición, en 2022, desde la que continuar promoviendo las conexiones entre artistas y ciudadanía en torno a acciones ambiciosas, de carácter tanto social como artístico. Nuestro objetivo es doble: conectar a estos artistas en red y visibilizar los proyectos alternativos con los que intentan dar respuesta a nuestras necesidades, cada vez mayores.

Anastassia Makridou-Bretonneau
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“Esperamos que, edición tras edición, esta comunidad en crecimiento de artistas premiados sepa construir hermosas sinergias e inventar formas de complicidades humanas, artísticas y ciudadanas.”
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Anastassia Makridou-Bretonneau, responsable de la línea de Arte Ciudadano
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