IMG_20200925_093047

Economía social y solidaria, una respuesta eficiente a las necesidades de las personas y el planeta

Filantropía
28 septiembre 2020

Hace ya dos años, cuando apenas podíamos imaginar que viviríamos un escenario de pandemia como el actual, en Fundación Daniel y Nina Carasso desarrollamos una profunda reflexión –partiendo de la experiencia de nuestros cuatro primeros años en España– sobre las potenciales palancas de cambio social que podrían tener resultados efectivos. En ese momento vimos claro que la economía social y solidaria (ESS) se perfilaba como una de las herramientas más esperanzadoras para la construcción de un mundo más justo y equitativo.

Hoy, en el contexto de la reconstrucción económica imprescindible ante la COVID-19 y en el marco de la emergencia climática, el papel que cumple la ESS tiene más sentido que nunca. La incertidumbre frente al futuro hace necesario fortalecer aquellos modelos de economía que ponen la vida, las personas y el planeta en el centro.

Por eso, con la voluntad de dinamizar el ecosistema de la economía social y solidaria, al tiempo que impulsar una mayor colaboración en el hacer y en la puesta en común de los aprendizajes de todos los agentes sociales, presentamos el informe «Economía Social y Solidaria. Un ecosistema favorable para la transformación social«.

Fortalecer, conectar y replicar, son los tres grandes verbos que vertebran esta publicación. “Hemos buscado respuestas a esa fragilidad estructural y coyuntural del ecosistema del compromiso social”, afirma Isabelle Le Galo Flores, directora de la Fundación Daniel y Nina Carasso en España. “¿Cómo pueden esas iniciativas desarrollar su propia sostenibilidad económica para salir de su zona de vulnerabilidad? ¿Dónde podemos encontrar ejemplos inspiradores de una economía multiplicadora de impacto social y de transiciones a un mundo social menos precarizado y autónomo y libre a la vez?”, son algunos de los interrogantes que nos hemos planteado.

Tres metodologías para escuchar voces diversas

Sin duda se trata de un estudio único por la manera en que se ha realizado –utilizando metodologías participativas e innovadoras– y por su formato, que pensamos puede resultar útil tanto a las administraciones públicas como a estudiantes e investigadores, así como a los propios agentes implicados en proyectos de ESS a muy distintas escalas.

El estudio ha sido desarrollado por las investigadoras Rocío Nogales Muriel (EMES research network), Marta Solórzano García (UNED) y Mercedes Valcárcel Dueñas (UNED), con el apoyo de otros tres investigadores: José Luis Fdez. Casadevante, Núria Massana Navarro y Nerea Morán Alonso.
Además de la definición del marco teórico legal “propio” de la ESS, la investigación ha combinado una serie de herramientas metodológicas (cuestionario cualitativo, estudio de casos, taller de escenarios y análisis de fuentes secundarias) que han hecho posible el trabajo en dos ejes: la reflexión académica y la interacción con agentes activos en el ecosistema de la ESS (cooperativas, proyectos de emprendimiento, colectivos artísticos, entidades sin ánimo de lucro…).

El desarrollo del estudio ha contado con el papel activo de la comunidad de trabajo de nuestra fundación en sus dos líneas en Arte Ciudadano y Alimentación Sostenible. En este sentido hemos contado con la participación de entidades como Basurama, Campo Adentro, ColaBoraBora, Fundación Cerezales Antonino y Cinia, La Fábrika detodalavida, Scarpia, ZEMOS98, Bioalai, Espigoladors, Garúa y Subbética Ecológica.

Trabajar en un ecosistema tan amplio y complejo como la ESS nos ha exigido articular una pluralidad de conocimientos, sistematizarlos y producir otros nuevos. Sólo de esta manera ha sido posible extraer conclusiones prácticas que supongan una activación real y ágil del sector.

Una economía comprometida con la vida

Hemos visto cómo la pandemia ha puesto aún más de relevancia algo que ya era evidente desde antes: si queremos salir adelante como sociedad, a nivel global, debemos poner las necesidades humanas en el centro de la economía. La producción de bienes y servicios de una manera comprometida con la vida se vislumbra ya como la única vía posible para construir el futuro.

Así, queremos hablar e impulsar una “economía de la vida” que toma en consideración todas las dimensiones que implica la producción de cualquier bien o servicio, cuidando la capacidad regenerativa de los recursos, tanto humanos como materiales. Este modelo es necesariamente circular y beneficia a todos los agentes implicados en el sistema, además de ser respetuoso con el planeta. Un nuevo sistema con capacidad para fomentar circuitos más directos, favorecer la inclusión social, regenerar áreas despobladas y reequilibrar los desplazamientos de población esperados debido a la actual crisis ecológica y climática.

Creemos firmemente que se trata de un modelo que hay que defender y poner en valor, para asegurar su integración en los planes de recuperación y resiliencia de nuestro país. Gracias a él podemos activar una transición justa hacia una economía que cuida de la vida, en primer lugar, y asegura su propia sostenibilidad, en segundo lugar.

Ya no es cosa de minorías

Una de las demandas que se perciben con mayor intensidad es que el sector se abra a la sociedad y que implique a sectores de actividad y a grupos sociales que tradicionalmente no han formado parte de él. En un principio pareciera que la economía social y solidaria sólo interesa a minorías: unas pocas personas con un alto nivel de concienciación y militancia en ciertos valores (medioambientales, de justicia social…).

Sin embargo, las necesidades se han hecho progresivamente más evidentes para el conjunto de la sociedad. El estado del planeta requiere de un cambio urgente de hábitos de consumo y de organización empresarial. La desigualdad y el empobrecimiento de ciertos sectores de la población tienen repercusiones en el conjunto de la sociedad. Los cuidados, durante largo tiempo invisibilizados, se revelan como imprescindibles para no dejar de lado a las personas más vulnerables. Por eso es necesario generalizar y amplificar las prácticas que desde la economía social y solidaria han estado llevándose a cabo desde hace décadas. 

Según datos del estudio, hoy por hoy estamos ante un sector en crecimiento, que en buena parte ya ha dado ese paso de salir de lo minoritario, y a la vez ante una mayor sensibilidad por lo social de un sector económico históricamente más alejado de la prioridad social. Estamos ante un momento especialmente propicio para cambiar profundamente nuestra economía. 

En concreto en España, los propios agentes del ecosistema de la ESS perciben que su situación, visibilidad y presencia ha mejorado durante los últimos diez años. Pero, aunque ha avanzado en la generación de una autoconciencia, existe una elevada atomización en el sector, que dificulta el desarrollo de una identidad colectiva y compartida.

Otra de las limitaciones a las que se enfrenta la ESS es el desconocimiento por parte de la ciudadanía y la falta de credibilidad del sector como alternativa económica. Existen además problemas jurídico-normativos, con una legislación que tanto a nivel nacional como europeo no termina de facilitar la consolidación de la ESS. La dificultad para encajar en modelos preestablecidos y falta de entendimiento con las administraciones públicas es también un obstáculo a la hora de obtener financiación o apoyos.

Precisamente la sostenibilidad económica de los proyectos más sociales (economía de los comunes) es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las entidades del ecosistema, que muy a menudo no desarrollan un modelo de negocio –bien por no tener capacidad de hacerlo, bien por no encontrar el encaje entre el desarrollo de sus fines sociales y la rentabilidad económica–. A menudo la financiación con plazos cortos impide desarrollar los proyectos completos o la precariedad económica de las iniciativas hace que se tambalee el compromiso social de sus integrantes. Por este motivo, consideramos clave el fortalecimiento económico del sector dentro del mercado, para que sea posible facilitar el crecimiento y los cambios de escala.

Al otro lado del espejo, la integración en la economía clásica de perfiles profesionales especialistas de la transformación social provenientes del sector social se perfila también como algo esencial.

Es un momento importante para aprovechar el impulso dado por algunas de las políticas públicas, la fortaleza de algunas de las entidades de representación y la necesidad urgente por parte de la sociedad de un cambio”, tal y como señala el testimonio de uno de los participantes en el estudio, “la evolución va a depender de la capacidad del sector de aprovechar esta situación”.

Diez líneas de acción

El fruto más inmediato de este estudio es la definición de un decálogo de líneas de acción que abordan las distintas aristas de este prisma. Estas diez recomendaciones pueden resumirse en tres puntos clave:

  • Es urgente la construcción conjunta de una narrativa propia de la economía social y solidaria, fuerte y consciente de sus valores, capaz de ilustrar sus éxitos y de inspirar a los demás sectores, de manera que se acerquen a sus prácticas, para que hablemos de una economía más social y solidaria, así como de una acción social más resiliente económicamente.
  • Es necesario reforzar las redes, conectar eficazmente a los agentes de la economía social y solidaria entre sí y con otros agentes más alejados, apoyar los cambios de escala e impulsar las transiciones. Parte de estas tareas se pueden hacer desde el propio ecosistema, de manera colaborativa y orgánica, con un crecimiento en red, o con la ayuda de agentes adicionales.
  • Finalmente, serán clave las alianzas público-privadas y la integración de la dimensión académica de manera transversal al ecosistema.

Necesitamos formar alianzas, promover la flexibilidad del sector, tener presentes las lecciones aprendidas y trabajar con la convicción de que la ESS es una herramienta con un enorme potencial.

Un compromiso decidido

Desde los inicios de la Fundación Daniel y Nina Carasso en España y hasta hoy hemos acompañado en esos caminos cerca de dos centenares de proyectos que, de una manera o de otra, son de economía social y solidaria, aunque con modelos muy variables. “Nuestra ambición ha sido y seguirá siendo trabajar de manera sistemática con todo el espectro de proyectos existentes, generando además sinergias dentro del ecosistema en su conjunto”, recalca Isabelle Le Galo.

Queremos reafirmar que seguiremos trabajando para reforzar un sector de la ESS muy comprometido con lo social pero aún precario, aportando soluciones de sostenibilidad y rentabilidad económica; compartiendo modelos en abierto”, señala la directora de la Fundación en España. “También seguiremos trabajando para incentivar un enfoque más social y más holístico, en las iniciativas de mejor rentabilidad económica, mejor potencial de cambio de escala y enfoque social más parcial”.
En este sentido, desde la fundación estamos dedicando nuestros esfuerzos al desarrollo de una metodología de medición y gestión del impacto sistémico, “ya que ambos son claves para una transición justa de nuestra sociedad hacia un equilibrio que conjuga el propósito social y la eficiencia en la producción de bienes y servicios, que pone a las personas en el centro de cualquier actividad económica y productiva”.

Dentro de esta misma línea, pondremos en marcha un comité de sourcing, vinculado con nuestro comité de inversiones y dedicado a identificar las iniciativas de ESS más maduras, cuyo desarrollo podemos sostener desde una estrategia de inversiones de impacto más que desde una estrategia de subvenciones, multiplicando así nuestra capacidad de trabajo.

Con esta hoja de ruta conseguiremos, a pesar de la coyuntura, reforzar nuestra estrategia a cinco años defendiendo el valor de multitud de iniciativas y avanzaremos con la seguridad de que la economía social y solidaria no solo es tendencia hoy en muchos entornos, sino que, indudablemente, marcará el futuro próximo de nuestra manera de enfrentarnos a toda una serie de retos sociales y, en particular, a la emergencia climática y de justicia social”, concluye Isabelle Le Galo.

¡Mantente al tanto!
Centros de interés