Apoyamos y participamos en el evento «3S: Manage for Impact Conference» que se celebrará en Barcelona los próximos días 27 y 28 de septiembre.
Con dos jornadas dedicadas a la formación y al networking, el evento prestará especial atención a las buenas prácticas en materia de gestión del impacto. Stone Soup y Tiime coorganizan este congreso dirigido a todas aquellas organizaciones que desarrollan o financian la economía de impacto: organismos sociales, empresas sociales u organizaciones no gubernamentales, así como administraciones públicas, instituciones financieras, universitarias, etc.
Marie-Stéphane Maradeix, Delegada General de la Fundación, e Isabelle Le Galo-Flores, Delegada Adjunta de la Fundación en España, participarán en estos intercambios y moderarán una mesa redonda el 28 de septiembre en la que podrán compartir su experiencia en cuestiones relacionadas con el impacto.
A pesar de que se ha conseguido que las organizaciones consideren las herramientas cuantitativas y los indicadores de seguimiento como elementos clave, a la hora de evaluar el impacto real de estas organizaciones sobre su ecosistema, es necesario ir aún más lejos y pasar de la mera medida del impacto a la gestión del mismo. ¿De qué manera podemos utilizar los datos obtenidos para optimizar o mejorar nuestras prácticas y generar un impacto social cada vez mayor?
Hemos aprovechado la ocasión para hacerle algunas preguntas a Marie-Stéphane Maradeix, Delegada General de la Fundación Daniel y Nina Carasso, sobre lo que representa para la Fundación esa búsqueda de impacto social.
¿Por qué la cuestión del impacto es importante para una fundación familiar como la Fundación Daniel y Nina Carasso?
La vocación de una fundación es acompañar a actores que tratan de dar respuesta a necesidades sociales de interés general para las que los servicios públicos y el sector privado ofrecen una cobertura escasa, inadecuada o incluso inexistente. Esta labor se desarrolla en el marco de su propia teoría del cambio, definida por la fundación en base a las necesidades identificadas, pero también en línea con sus valores y su historia. Por consiguiente, es fundamental preocuparse tanto por el impacto de las organizaciones apoyadas, como también, y de manera más global, por su propio impacto como fundación, para analizar si se ha tomado el rumbo correcto y si se están logrando aprendizajes que podamos obtener colectivamente y compartir. Además, la Fundación Daniel y Nina Carasso fue creada por una familia cuya historia viene del mundo empresarial, por lo que la cuestión de la medida está en su ADN.
¿Qué acciones desarrolla la Fundación Daniel y Nina Carasso para trabajar las cuestiones relacionadas con el impacto?
Creada en 2010, la Fundación Daniel y Nina Carasso es una fundación relativamente joven. Tras un periodo de observación de las diferentes metodologías de medida del impacto en nuestro sector, desde 2013 venimos realizando una serie de pruebas relativas a diferentes métodos cuantitativos y cualitativos. Más concretamente, lanzamos tres iniciativas de acompañamiento a la medida del impacto basándonos en el principio de la participación. Con el asesoramiento de tres consultoras diferentes, tres grupos de proyectos seleccionados en tres de nuestras convocatorias (dos del eje de Alimentación Sostenible y una del de Arte Ciudadano) construyeron conjuntamente herramientas y referenciales de indicadores con el fin de desarrollar metodologías de auto-evaluación. Estas experiencias han resultado ser muy enriquecedoras tanto para la Fundación como para sus colaboradores. Y han permitido crear dos metodologías denominadas «Syalinnov» y «La Brújula del Arte Ciudadano», que han sido probadas por los proyectos y que tenemos muchas ganas de compartir, si así lo desean, con el conjunto de nuestros socios. Además de estas metodologías participativas, también encargamos evaluaciones a proveedores externos, especialmente cuando nos planteamos reconducir nuestra colaboración plurianual. Hemos experimentado una metodología muy interesante que consiste en que un mismo equipo, de forma paralela, evalúe dos proyectos que tengan más o menos los mismos objetivos. En España, hemos contribuido además a la realización de un estudio de impacto territorializado sobre el proyecto de la Asociación ConArte Internacional, que pone de relieve la importancia de la educación artística en las escuelas, especialmente con vistas a favorecer la integración. Asimismo, acabamos de recibir una evaluación externa, que habíamos encargado previamente, sobre el conjunto de una serie de 16 iniciativas financiadas en 2015 y 2016 relacionadas con la temática «Dispositivos innovadores para la movilidad de la educación artística». Cabe señalar también que hemos lanzado varias iniciativas de recogida de aprendizajes que representan otra forma de evaluar acciones, por ejemplo en el ámbito de los sistemas alimentarios territorializados en Francia y en España, o en el marco de los proyectos Arte y Escuela en España.
¿Qué os ha llevado a apoyar el evento «3S: Manage for Impact Conference»?
Con este bagaje de nuestros primeros aprendizajes, hemos querido aportar nuestro apoyo a este evento para seguir enriqueciendo nuestras prácticas y permitir a actores procedentes de diferentes horizontes realizar un intercambio en torno a estas cuestiones. El formato del evento nos ha parecido muy interesante para abordar el impacto, ya que rompe con los códigos de los congresos tradicionales en España. La jornada del 27 de septiembre se centrará en la formación, con diferentes talleres diseñados para mejorar las competencias de los actores de la economía de impacto; mientras que la segunda jornada tendrá un formato más participativo centrado en el intercambio.
¿Cómo dar el salto de la medida a la gestión del impacto?
Antes de hablar de gestionar el impacto, debemos preguntarnos cuál es el objetivo final de medir ese impacto, o más bien de evaluarlo, puesto que el impacto es un dato a largo plazo que resulta difícil de medir en nuestro sector por diferentes motivos. Cuando la evaluación se produce a nivel de proyecto, es importante que el socio se apropie de la finalidad de dicha medida: tener una visión objetiva sobre los resultados; adaptar las metodologías; aportar «pruebas» a las partes interesadas; conocer mejor a los beneficiarios, etc. Cuando se comprende bien cuál es el interés de dicha evaluación, el responsable del proyecto sabe cómo integrarla en la definición y la puesta en marcha de sus futuros proyectos, pero sobre todo sabe cómo dirigirla. Cuando hablamos de una fundación, ocurre más o menos lo mismo. Si conocemos bien cuál es la finalidad de «medir el impacto», sabemos «gestionarlo» mejor. Para la Fundación Daniel y Nina Carasso, esta acción de medir tiene tres grandes objetivos: a) determinar si nuestros socios están contribuyendo de forma adecuada a nuestra teoría del cambio y decidir si mantenemos la colaboración a más largo plazo; b) analizar y mutualizar los aprendizajes con el fin de compartirlos con el mayor número de personas posible; c) adaptar nuestra estrategia con respecto al «impacto» que hayamos podido tener sobre nuestros ecosistemas. De momento, creo que nos encontramos aún en periodo de prueba y que será interesante volver a hablar de ello dentro de algunos años.
Más información sobre el evento «3S: Manage for Impact Conference» y su programa. #3SCONF2018